Cuatro poemas

Wingston González

Entonces mi kimera, Faviola negra

entonces mi kimera, Faviola negra, la pauta gaita
melodica cerpiente de fuego a cecas, en su cuerpo entrada
se fue al baron, no floresio, no estaba en la lus, no desia

mi kimera, Faviola, mar de cantos de paganos
india y linda;
               y hojos a porro, y oquedades a puertas
esta junto a mi, peremne, esta junto a jaulas
que aprisionan su sangre inmaculada, su bellesa descocida
de la obscuridad del onbro; fiera libertad el sacrilegio:

de alli no tornaste, mi cielo, te lo abia dicho

que comiensa el amor en el mar, jurabas
que la llubia lesbia no es mas languida
que el agua en una jaula es la lejania, que
entre tiniebla y una sonbra
a los alientos de tu noche en bela a los ba ladros
dabas de comer del arbol incensato

y «tan cibilizsados estos tipos», dijiste

«de la sienaga del mundo duros ermanos», llore
«de Asia furiosos lobos biolentos», insistias

mas contra Corinto el berbo confirma, tremulo por Cristo
que de la traision Eva sola se salba, Faviola
Eva sola se salba, mi amor





Psicobilly, el desvuelo, I

3 de mayo, no salí de Múnich, ni llegué
a Viena a la mañana siguiente con voz entrecortada
ni temprano, ni tarde, ni nunca
ahí donde había flores, aún hay flores, Apolo
maldición, sortilegio, ronda, muerte, espantajo
nadie ataja la ternura del alba en un avión al Bucureşti
de las cosas sin guardianes, las cosas sin fuego
de los hilos volantes, del soundtrack infinito
del mundo sin agua, desnudo, infértil

¿qué es del mundo sin agua, desnudo, infértil?

caballos abajo chillantes, trepadores, flexibles
mi imagen sangrante, jamás la batalla mía, jamás
el lipstick, la ventanilla, lo desconocido, intermitente
la fatalidad que no ovaciona, la fatalidad que no comulga
en la figura de las víctimas uno encuentra
huellas fulgurantes, oscuras, espacios ceñidos
puentes espléndidos, brazos despojados, ritmo

Europa mueve el universo interior del yermo dentro
y ahí está mi sangre, ahí flores negras muertas, ahí
yo
doppelgänger de un mundo radioactivo





Yellowstone mental o el romance suprimido en toda lengua

mi patria usual es extremo de la tierra
dormir hasta media noche
a medias entre sintaxis
de piel que pelea contra comarca
y varios agujeros cosidos
al preciso silencio
de cine a mediodía
de domingo

mi patria usual es serie de televisión
ojos de película de luis buñuel
rehecha en axilas de monstruoso fantasma rural
ojos de caída en picada salto del ángel
ojos de bocas verdes
numerología clásica pequeña
ojos de estallido dentro del
vaso mal cortado santo a machete moneda arrítmica larga reflexión
sobre la cama versículo de eclesiastés botella de sangre al mar impalpable
tratado de casimir d’arpentigny
la oscuridad repentina de la sala
la poesía callejera año nuevo
vidrio puesto de control
nada que decir
con estas palabras nada
que decir
vistazo
a las cosas que quisieran
dejarse de mirar:
difumina
en ojo concreto
una realidad dispersa





[turistas esperando salir del paraíso]

esconder las tertulias en Vía Oro
esconder pájaros y exhalar tifones de otoño
siendo niños muertos todo es posible:
cinesríos callesríos
Marlene, parcelas, verdad y milenios de flores
cubiertas de escarcha, piedrecillas, memoria
                 brutalmente, baobab

niños cinesríos
escribimos al poeta porque quiera o no otras guerras nos/
nos anidan/ ASÍ QUE VEN DESNUDA
porque otras guerras nos/ ASÍ QUE VEN
adiós diosecillos, reptil, maniquíes de discoteca
rota la lengua
              bonita
me he de resistir siempre a que la muerte me diga
amanecí y mi nombre es el que ya todos en este bar saben
he nacido poco antes del silencio de los mares/ CELOFÁN
viento purga
feto y cuentas contrapoder
lengua inocua del himen latino
nuestra madrugada

he nacido poco antes de sus diocesitos
infinito Muhammad arañaba el Nirvana y en su casa de huéspedes
mis compañeras transgredían las reglas
fumando, impúdicamente vestidas, sí
fumando, en espera de la ausencia, ¿de qué más? carajo
niñitos derruidos, sabelotodo; boleto en mano
pulmones pardos, charlestón, boleto en mano, marca el vuelo
                                                                 cuatro quince
                  cinco y diez marca el reloj