Alaska

Gibrán Portela

Artwork by Yohei Oishi

PERSONAJES:

JIMI

MIGUEL

MARTINA

Una tienda de cajas fuertes. Miguel está checando el inventario de los anaqueles, toma nota en unas hojas sostenidas en una chuleta de aluminio. Él es un personaje pequeño, insignificante, que con su simple presencia pide disculpas por existir. Tiene una prótesis en la mano derecha, una rígida mano traslucida y azulada.. Jimi está sentado viendo a Miguel trabajar. Jimi es un tipo hosco, vulgar, que mastica tabaco todo el tiempo y va por ahí escupiendo una mezcla oscura y densa.

JIMI: ¿Tú qué guardarías? ¿Eh? ¿Qué guardarías? Es estúpido. ¿No crees? ¿No se te hace estúpido? Nada de lo que vendes te sirve para algo.

Pausa.

JIMI: Parece un gran negocio. ¿No te deprime? Ese viejo era un imbécil hasta que te conoció. Eres demasiado idiota como para saber esas cosas. Pero no te preocupes, aquí estoy para protegerte.

MIGUEL: ...El señor. El señor Godínez. Es. Estaba cansado de. De trabajar.

JIMI: Mmm ja... Te apuesto a que el señor Godínez tiene un hijo imbécil, de esos que se les van los ojos, y que no pueden servir una cerveza sin espuma. Tú tampoco puedes. Pero sí sabes a qué clase de hijo imbécil me refiero... Esos que tienen sus manos así como atoradas y que tienen la boca chueca y las piernas para adentro. De los que usan zapatos de imbécil, así como el hijo de la señora Hertz. ¿Te acuerdas?

MIGUEL: Vamos. A. Po. Poner muchos globos. E. En la inauguración.

JIMI: Te apuesto a que el hijo imbécil del señor Godínez no controla sus esfínteres, y se caga y se mea cada que le dan una buena noticia, como un perro. Seguro tiene barbas y balbucea como un estúpido, y la señora Godínez ha de tener la espalda hecha trizas, de cuando el "bebé" Godínez hace berrinche y no quiere meterse a bañar, y pide que lo lleven de caballito a la regadera.

MIGUEL: E. El señor Godínez. N. No. No tiene esposa.

JIMI: ¿Qué? Miguel-El señor Godínez no. No tiene esposa.

Jimi ríe.

JIMI: Te apuesto a que los tiene metidos en un sótano para que nadie los vea y les echa carne cruda cada tercer día.

MIGUEL: Me. Me cae bien.

JIMI: ¿Quién te cae bien?

MIGUEL: El señor Go. Godínez.

JIMI: ¿Te cae bien alguien que mete a su hijo estúpido en un sótano?

MIGUEL: Ji. Jimi...

JIMI: ¿Qué?

MIGUEL: No. Nos va a ir bien.

JIMI: ¿Cómo puedes decir eso? ¿Cómo pue...? A nosotros nunca nos ha ido bien aquí. No pertenecemos aquí. ¿Cómo nos va ir bien? ¿Qué te hace pensar que nos va ir bien? Qué quieres decir con que... ¿Salir los domingos de la mano con nuestras esposas a comer en un lugar carísimo y luego ir al cine? Todo el tiempo encerrados. ¡Como cerdos! ¿No extrañas el frío? ¿Cómo piensas que nos va ir bien? ¿No sientes que te falta el aire? ¿No extrañas el silencio, el mar? Nosotros estamos forjados al frío, al hielo, a las noches largas. Aquí nunca ha habido nada para nosotros.

MIGUEL: Ji. Jimi, t. Tú no tienes esposa.

JIMI: Pero tú sí... ¿Y sabes qué? Imagínate... Imagina que nos va chingón, muy chingón. Imagina que en cada casa de la ciudad hay una de nuestras 0042 empotrables. Si eso pasara... ¿Sabes quién sería la primera persona en venir a visitarte? Pues ella. Tu esposa horrenda, para pedirte dinero. Va a venir de la mano de un niño con la cara desfigurada y sin dientes. Te va a exigir todos los años de paternidad que le debes. Te van a dejar sin un centavo. Y también tu madre... Ella también vendrá a cobrarte cada centavo, cada gota de leche que puso en tu boca, vendrá a reclamarte todo lo que le debes. A ella y a tu padre. Y no podrás negarte.

MIGUEL: Na. Nadie sabe que volví.

JIMI: Pero se van a enterar... Y luego vendrán, vendrán a arruinarte la vida de nuevo, a chuparte entero, cada centavo, cada miserable centavo y también tu sangre, a chuparte la sangre como mosquitos. ¡Mosquitos gigantes!

MIGUEL:¿Po. Por qué el niño va a estar desfigurado?

JIMI: Porque va a tener siete años.

MIGUEL: ¿Y eso. Q. Qué?

JIMI: Los siete años son la peor época de la vida: Se caen los dientes, todo el día estás cochino, lleno de mocos y con las rodillas raspadas... La única ventaja que tienes a los siete años es que eres un niño y no te afecta tanto ser tan feo, pero cuando uno crece... Te van a exprimir hasta el último centavo y entonces volveremos sin nada. Como la primera vez.

MIGUEL: N. No. No quiero volver.

JIMI: ¿Te acuerdas la primera vez que la vimos? ¿La Aurora Boreal? Me fuiste a despertar, estabas muy asustado. No sabías lo que era eso.

MIGUEL: Yo. Yo le pregunté a la señora Hertz.

JIMI: Lo único que sabía es que eso no podía ser el fin del mundo. Aquí jamás veremos algo parecido. Pero bueno, era un mundo hostil para un manco.

MIGUEL: Tú dijiste que. Que estaba bien, que. Quedarnos un tiempo. Pe. Pero. Puedes volver si. Si tú quieres.

Jimi se para, camina hacia Miguel, lo comienza a acorralar poco a poco.

JIMI: ¿Que yo me vaya solo? ¿Sin mi mejor amigo? Yo no quiero estar sin mi mejor amigo... ¿Y tú?

Miguel niega con la cabeza, Jimi se le acerca, lo busca. Miguel no corre, pero se hace aún más pequeño, con la mirada gacha y sombría.

JIMI: Me regresé por tí ¿Quieres que me regrese solo? ¿Tú podrías estar sin tu mejor amigo? Yo no podría estar sin mi mejor amigo. Miguel, los amigos están juntos siempre, en todo momento.

Jimi se le acerca mucho más, le está hablando casi en la boca.

JIMI: ¿Tú podrías vivir sin tu mejor amigo? ¿Podrías vivir sin mí? ¿Quieres que regrese solo a Alaska? ¿Quieres separarte de mí? Dime que soy tu amigo. Sabes que sólo nos tenemos a nosotros. Sabes mejor que nadie que ninguna persona sería capaz de ayudarnos, de entendernos.

La luz general de neón blanco se apaga y entra una atmósfera cálida en el fondo, una franja de pasto sintético se muestra intensa y contrastante. Miguel saca un palo de golf de la bolsa, lo analiza detenidamente, respira profundo y sonríe, coloca una pelota, respira profundo, su semblante cambia, ahora es relajado, confiado, con toda tranquilidad y soltura. Adopta los movimientos de un profesional del golf.

MIGUEL: Para conseguir un buen swing, y que la pelota tome altos vuelos, nos colocamos con la bola ligeramente hacia el pie izquierdo, de forma que el palo llegue al punto de impacto cuando se aproxima a su fase de ascenso. De este modo, el ángulo del palo es más abierto en el contacto, y se propicia el vuelo alto.

Miguel devuelve el palo de golf a la bolsa, sale del pasto sintético.  Las luces de neón blanco se encienden para otra vez empapar el escenario.

JIMI (por un alta voz): Cajas fuertes Alaska, para guardar lo que más quiere, hoy, en su gran inauguración, hace un 20% de descuento en las cajas fuertes empotrables 0042, de regalo, se llevará un bellísimo reloj de fantasía imitación rolex. Cajas fuertes Alaska, resguarda su futuro. Cajas fuertes Alaska, lo mejor para sus tesoros, lo peor para los ladrones.

Miguel va al mostrador, hace restas en la sumadora. Martina entra. Es una chica delgada que viste en tonalidades grises, saluda a Miguel con un gesto tímido.  Miguel huele algo raro en el aire.

MARTINA: Buenas tardes.

MIGUEL: Buen. Buenas tardes.

MARTINA: Estoy buscando una caja fuerte.

MIGUEL: Te. Tenemos para satisfacer. Muchas necesidades, chiquitas, gr. grandes, industriales. Medianas.

MARTINA: Necesito una pequeña.

MIGUEL: P. Para guardar dinero o joyas o p. Papeles o...

MARTINA: Es para guardar un... secreto.

MIGUEL: Ah...

MARTINA: Pequeño, un secretito... Es repelente para mosquitos.

MIGUEL: ¿Di. Disculpe?

MARTINA: Repelente para mosquitos... ¿Sabe lo que es un repelente para mosquitos?

MIGUEL: ¿Va a gu. A guardar repelente para mosquitos?

MARTINA: Yo apesto a repelente para mosquitos, de la punta de la cabeza a la punta del pie. Si quiere que me vaya me voy, ya me han corrido de muchos lugares porque huelo feo. Ahora su tienda apesta a repelente para mosquitos.

MIGUEL: N. No huele fe. Feo.

MARTINA: No tiene que adularme para que compre una de sus cajas, de todas maneras la voy a comprar porque la necesito. Yo no compro nada que no necesite, así me digan que huelo a rosas.

MIGUEL: Me gusta el. O. Olor.

MARTINA: Necesito una caja pequeña y muy barata.

MIGUEL: Cla. Claro.

MARTINA: ¿Y cuál me recomienda?

MIGUEL: Pues. L. La. Creo. Q. Que la c32bis de doble cerradura y doble combinación, es. Muy b. Buena.

MARTINA: ¿Es cara?

MIGUEL: De. Depende lo que quiera guardar.

MARTINA: ¿O sea que si quiero guardar un mosquito ahí dentro, la caja me sale más barata que si quiero guardar un anillo de diamantes? ¿Es eso?

MIGUEL: D. Disculpe. E. Es...

MARTINA: Un secretito, muy chiquito. Es lo que quiero guardar. Si le digo cuál es el secreto dejaría de ser un secreto. ¿No cree?

MIGUEL: Eeeh...

MARTINA: Déme la más barata que tenga.

Miguel asiente y va al fondo y trae un par de pequeñas cajas fuertes. Martina se nota algo nerviosa. A Miguel se le caen las cajas, Martina acude en su ayuda, se miran a los ojos, Martina le da un beso, Miguel sonríe y le corresponde. Se abrazan.

MARTINA: ¿Cómo perdiste tu mano?

MIGUEL: En la guerra.

Ponen las cajas en el mostrador, siguen la conversación como si nada hubiera pasado.

MIGUEL: Pe. Perdón.

Miguel toma una pequeña caja fuerte que está sobre el mostrador y se la entrega a Martina.

MARTINA: Serán resistentes, pero son muy chiquitas, cualquier ladrón se la puede llevar.

MIGUEL: P. Pero nu. Nunca va a saber lo que tiene adentro.

MARTINA: ¿Cuánto le debo?

MIGUEL: S.Son. Qui. Qui. Cua. Tresientos pesos.

MARTINA: Está carísima.

MIGUEL: Eh...

MARTINA: Pero si me dice que vale la pena, yo confío en usted.

MIGUEL: S. Sí es. Muy. Está garantizada.

MARTINA: Gracias.

Martina le sonríe, paga y se va.

MIGUEL: Has. Vu. Vuelva pronto.

Miguel respira profundamente y vuelve a teclear en la sumadora. Jimi entra, está borracho.

JIMI: ¿Cómo nos va? ¿Cuánto vendimos? Apesta. ¿Te están picando los moscos? Estás resintiendo el calor trópico, ¿verdad?

MIGUEL: Un. Un cliente.

JIMI: ¿Un cliente?

MIGUEL: U. Un cliente, se puso re. Repelente pa. Para mosquitos.

JIMI: Ha de ser una persona asquerosa como para untarse tanto repelente. Debe ser un sicópata. ¿Era hombre o mujer?

MIGUEL: Hom. Mu. Mujer.

JIMI: Jeje, lo sabía y seguro tiene un hijo imbécil. Por mujeres como ella, los mosquitos han desarrollado defensas contra el repelente, por eso ahora no hay lugar donde esconderse de ellos, no hay cómo protegerse. Los mosquitos van a acabar con el mundo por su culpa. Hay gente loca de verdad. En la cantina había un hombre. El Doctor Gris, Juan Gris, estudió medicina pero ahora vende alfombras, eso me contó. El Doctor Gris tiene dos lenguas. ¿Te imaginas tener dos lenguas? ¿Una sobre la otra? El Doctor Gris me dijo que su esposa era gorda como el mundo. Creí que ya lo había visto todo cuando conocí a la señora Hertz y a su hijo imbécil, pensé que lo había visto todo. ¿Tú qué harías con dos lenguas? Pero no creo que se unte una tonelada de repelente para mosquitos, estoy casi seguro de que el hombre estaba contento con sus dos lenguas.

MIGUEL: La señora Hertz. T. Tenía un. Dedo de. De más.

Ambos ríen. Jimi se calla, Miguel sigue riendo. Jimi lo mirra de mala manera, serio.

JIMI: ¿Te pasa algo? ¿Tienes algo?

MIGUEL: N. No.

JIMI: Yo sé cuando te está pasando algo, no me engañas diciendo que todo está bien.

MIGUEL: S. Se. Se me cayeron unas cajas. E. enfrente de un... cliente me...

JIMI: Pero tienes una mano de acero. Siempre te he dicho que la uses, es la mano más confiable que tienes. Te debería cortar la otra. ¿Cuántas cajas llevamos vendidas?

MIGUEL: Como. di. diez

JIMI: ¿De cuáles?

MIGUEL: De. De la promoción y una pe. Pequeña.

JIMI: Entonces, vendimos once.

MIGUEL: N. No. Nueve de la promoción y una p. Pequeña.

JIMI: Esta peste nunca se va a ir. No vuelvas a dejar entrar a nadie que use repelente para mosquitos ¿Para qué usan repelente para mosquitos como si fuera perfume? Una mujer loca. ¿No crees? Tú la viste. Te aseguro que tiene un tic nervioso y mueve su cabeza así como tonta. ¿La mueve así o no? ¿Como imbécil con retraso?

MIGUEL: N. Sí.

JIMI: ¿Y venía sola?

MIGUEL: S. Sí.

JIMI: ¿Para qué quería una caja fuerte? ¿Qué quería guardar?

MIGUEL: N. No. No sé.

JIMI: Sí sabes.

MIGUEL: N. No.

JIMI: Me estás mintiendo, no tienes por qué mentirme... Seguro le preguntaste qué tipo de caja quería y para qué la quería. ¿Qué te dijo?

MIGUEL: Un. Se. Secreto.

JIMI: ¿Un secreto? ¡Entre tú y yo no hay secretos!

MIGUEL: E. Eso me con. Contestó.

JIMI: Las mujeres sólo traen problemas. ¿No has aprendido nada? Ahh. ¿Qué diablos haríamos sin ellas? ¿Te imaginas? ¿Qué haríamos sin ellas? Alaska tiene nombre de mujer. Como la esquimal esa que se te ofreció, no recuerdo su nombre...

Jimi se acerca a  Miguel.

JIMI: ¿Te acuerdas? Se quería ir contigo. Seguro te iba a meter a un iglú y luego iba meterte pescados en el culo. Ahh. ¿Y recuerdas a su marido? Jaja. Te quería matar. Y ... (No puede con la risa.) Y tú no hiciste nada.

Miguel camina hacia el césped, adoptando la posición de un profesional del deporte en cuestión.  Jimi se queda riendo, se va.

MIGUEL: Si nos encontramos la bola hundida en un raf alto, lo que tenemos que procurar, simplemente, es resolver la situación siendo prácticos. Es mejor perder un solo golpe y devolver la bola a calle, sin tomar excesivos riesgos. Para ello elegimos un hierro abierto y colocamos la bola al pie derecho. Con el peso en la parte izquierda, cogeremos el palo algo más corto de lo normal, y ya en el stance, lo sujetaremos con fuerza.

Miguel acomoda su palo de golf, va saliendo de su fantasía.

MARTINA: Buenas tardes... ¡Buenas tardes!

MIGUEL: B. Buenas t. Tardes.

MARTINA: Supongo que se acuerda de mí. Mi olor es inolvidable. ¿Repelente? ¿Mosquitos? ... Emm, tengo un problema con mi caja fuerte, creo que no funciona bien... La compré hace dos días.

MIGUEL: ¿Pro. Problemas con la combinación?

MARTINA: Bueno, no sé, emmm...

MIGUEL: Ta. Tal vez, e. El seguro.

MARTINA: No... Eh... Yo creo que mi secretito se sale un poco de la caja.

MIGUEL: ¿Está muy pequeña? ¿L. La caja?

MARTINA: Bueno no.

MIGUEL: ¿En. Entonces?

MARTINA: La verdad... ¿Quieres tomar un helado?

MIGUEL: N. N. No. No me gusta, e. El helado.

MARTINA: Te estoy diciendo que si no quieres salir conmigo a caminar... O a hacer algo, no tienes que tomarte las cosas así como las escuchas, a veces, es así...

Miguel se pone nervioso, titubea, su cuerpo pierde brújula, es de una torpeza infinita.

MARTINA: A mí me gustan los helados, por eso te dije que si querías tomar un helado, pero si no te gustan, podemos ir a tomar un café o un... A menos que te dé asco porque huelo a repelente para mosquitos. O tal vez... Piensas que soy una piruja que quiere algo específico de ti. Una piruja que huele a repelente. Mi abuelita le decía piruja a todo el mundo, a mí también me lo decía. Pero si eso es lo que te molesta, lo del repelente, está bien. Pero no quiero que pienses que hago esto todo el tiempo. Lo estuve pensando todo el día, ayer en el trabajo...

Miguel trata de sonreír, consigue una mueca.

MARTINA: Y también en la noche, sólo un poco, porque me gusta dormir sin que nada me preocupe, es lo menos que me merezco. También podemos ir al cine, pero también podemos no ir a ningún lado. Bueno, yo sí me voy y, y... Me gustaría que dijeras algo... Esto no quiere decir que te vaya a besar si salimos, no quiere decir que te voy a besar algún día. Sólo quiero platicar con alguien, no busco nada especial, sólo... A veces pasan cosas que no se pueden explicar muy bien.

Sonido de pajaritos. Miguel y Martina en el parque.

MARTINA: Dijiste que no te gustaba el helado.

MIGUEL: Hace mu. Mucho que no comía.

MARTINA: ¿No te da asco?

MIGUEL: ¿El helado?

MARTINA: Yo. ¿No te da asco mi olor? No tienes que aguantar eso... Me puedes decir y puedo alejarme unos metros, ya estoy acostumbrada.

MIGUEL: M. Me. Me gusta el olor.

MARTINA: No me tienes que decir mentiras, debes pensar que soy una loca obsesiva del repelente para mosquitos.

MIGUEL: N.N. No pienso nada.

MARTINA: ¿Eres tonto?

MIGUEL: ¿Qué?

MARTINA: Si no piensas nada es que eres muy tonto, los tontos no piensan nada.

MIGUEL: Me gusta el olor del repelente po. porque. Porque me recuerda a Veracruz.

MARTINA: ¿Eres de Veracruz?

MIGUEL: No.

MARTINA: Debes haber vivido algo bueno allá.

MIGUEL: Nunca he ido a Veracruz. P. Pero, no sé por qué, creo que... Que Veracruz huele a repelente. Son cosas que... No puedes explicar muy bien.

MARTINA: Casi no tartamudeaste.

MIGUEL: Q. ¿Qué?

MARTINA: Que si te interesa, me tengo que poner repelente porque soy alérgica a los piquetes de mosco. Si me pican los moscos se me hincha la cara como una pelota roja. De niña me picaban mucho y siempre andaba llena de ronchas, la gente me veía feo, les daba asco... Ahora también les doy asco, tal vez estoy destinada a dar asco. Por donde quiera que lo veas.

MIGUEL: A. A mí nunca me ha pi. Picado un mosquito.

MARTINA: A todo el mundo le ha picado un mosco alguna vez en su vida.

MIGUEL: A mí no.

MARTINA: Oye y... ¿Qué te pasó en la mano?

MIGUEL: ¿M. Me invitaste a salir para p. Preguntarme eso?

MARTINA: No me tienes que decir, pero para qué hacer como si no me importara. Yo te conté lo de los mosquitos, tal vez no te interesaba, pero no creas que me tienes que decir, no importa. Pero me molestan las personas que hacen como si no pasara nada. Es una idiotez, pero no tienes que decirme nada de eso, ni nada de nada, si no quieres. Podemos hablar de cualquier cosa. De películas por ejemplo. La verdad hace mucho que no voy al cine...

MIGUEL: En Alaska.

MARTINA: ¿Alaska?

MIGUEL: P. Perdí mi ma. Mano en Alaska, en un barco.

MARTINA: ¿En un crucero?

MIGUEL: Pescando. Ba. Bacalao.

MARTINA: No me gusta el bacalao.

MIGUEL: A mí tampoco me gusta.

MARTINA: Tampoco te gusta el helado.

MIGUEL: S. Sólo el de fresa.

MARTINA: Lo pediste de limón.

Ríen.

MARTINA: Así que eras pescador. ¿Te mordió la mano un bacalao?

Ríen.

MIGUEL: En el barco, se metió agua en mi guante, s. Se... Se me congeló.

Martina lo toma de la prótesis, se sonríen. Miran el paisaje. Se miran. Miguel agacha la mirada, Martina le da un besito en la mejilla.

MIGUEL: Martina. Un favor... No me preguntes nada más de mi pasado.

MARTINA: Lo volviste hacer, no tartamudeaste.

MIGUEL: ¿Q. Qué?

MARTINA: Perdón.

MIGUEL: Promételo.

MARTINA: ¿Por qué?

MIGUEL: Por favor.

Martina se recarga en su hombro.

Jimi en la tienda, se nota enojado, llega Miguel.

JIMI: ¿Dónde estuviste?

MIGUEL: Co. Con el P. Proveedor d. De Stanlees. Co. Como quedamos.

JIMI: Son las siete, te fuiste a las doce.

MIGUEL: Emm, fui a...

JIMI: ¿Emm? ¿Emm? ¿De dónde sacaste eso de "emm"? Nunca habías dicho eso.

MIGUEL: F. Fui a ver al Pro. Proveedor y. Lu. Luego fui al. Al. Ci. Cine.

JIMI: El proveedor de Stanlees habló, tenías cita con él a las tres de la tarde, te fuiste a las doce, son las siete. Ni siquiera fuiste a la cita. Pensé que te interesaba que nos fuera bien en este negocio, pero parece que no. ¿Por qué tengo que encargarme yo de todo? ¿Hace cuánto estás así? Te levantas tarde y sonríes como un estúpido. ¿De qué te estás acordando? Cuando alguien sonríe como estúpido sólo puede significar dos cosas; que es un estúpido o que está recordando algo agradable. ¿Qué estás recordando? ¿Al hijo imbécil de la señora Hertz? ¿Cómo se llamaba? Ornik... Así como hacen los cerdos. ¿Qué película fuiste a ver?

MIGUEL: U. Una de terror.

JIMI: ¿Por qué no me invitaste?

MIGUEL: ... Que. Quería estar solo.

JIMI: ¿Estás saliendo con alguien?

Pausa.

JIMI: Somos amigos. ¿No? ¿Por qué no me tienes confianza? Allá sí me tenías confianza... Me contabas todo. Está bien que tengas nuevos amigos. ¿Crees que me voy a enojar? Si no pasa nada. Sólo que el negocio... Hay que cuidarlo. Tú fuiste el de la idea de venir aquí, de hacer esto. Pero dime la verdad, seguro te puedo ayudar en algo. ¿Necesitas consejos de viejas? Te puedo dar consejos sobre mujeres. ¿Qué es tan importante como para que me mientas y juegues conmigo? Nunca me has engañado. No puedes mentirme.