de Manual Experimental de Jardinería

Cree usted mismo su propio hábitat en treintaitantos sencillos pasos

Sebastián Jiménez Galindo

16) Demore un robo de identidad: todo lo que es esquivo,
oculto, huidizo y poco práctico, vertido en advertencias
o encabalgamientos de finales imprevistos y comienzos
truncos bajo el lenguaje críptico-marino de los recuerdos;
todo aquello que se arrastra en la torrentera de las ausencias
o lo que cae con fuerza invisible del clóset al suelo sin motivo:
es todo lo que lo diferencia a usted de, digamos, unos cerezos.
 




23) Interprete la serenidad estomacal: se ha dicho que el amor más grande
puede ser como una llama que se enciende desde el recto cavernario
(incluso en la palabrería de una reunión de viejos amigos y sucedáneos),
que repite anhelado que usted en algún momento se olvidó de sentir.
Si decide ignorar su harto bagaje como ropa desfachatada en el armario,
si usted dice poseer aquella alma inquieta de saudades volubles y rebeldes,
váyase a dormir temprano — cada mañana es inevitable salir y volver a vivir.




 
25) Invente una historia envarada en la noche uniforme: elija ser un búho,
de esta forma evitará embarrarse en el lugar común y podrá, con cierto
trabajo psíquico inextinguible, contar una historia de amor verdadera,
donde ninguno de los dos surja jirón tras jirón de entre la tierra y el muro,
clamando incoherente que quien habla sobrevivió y el otro está muerto;
que la cama ardió en llamas catastróficas, uno huyó al monte por la ladera
y al final nadie tuvo la última palabra porque todo lo dicho huyó con el humo.

 



26) Practique el turismo de litera: que quede claro que ninguno de nosotros
está cansado de multiplicarse, de tumbar la pared con un cuadro y un clavo
y fingir un diálogo secreto con la lluvia de verano, ya no como romanticismo
desajustado y poco convincente sino como nostalgia de los gestos de los otros,
como canciones que nunca llegamos a escuchar sobre nuestro dolor encarnado
que describía lo que éramos y por tanto tuvimos que inventar un cataclismo;
uno que no zarandeara el pretil en el balcón, las patas de la cama ni los toldos.
 




27) Despierte en una selva oscura: la silueta aerodinámica y sinuosa de su calzado
no necesariamente debe seguir patrones claros para los que han sido elaborados:
advierta la repetición eterna como senderos de vendavales sólidos e impermeables
y procure no utilizar primero su rosada cabeza para cavar una salida a sus pecados;
retome su camino caritativo de vuelta a una vida discreta, geocéntrica y estable,
y tome en cuenta todo el tiempo que no importa en qué orden hayan sido labrados,
los modelos escultóricos del otro mundo provienen todos de un sólo y mismo cráter.
 




29) Piense alternativas a la diversión: comulgue con la naturaleza, arrójese con virulencia
a un agente de tráfico, sature su sistema de procesamiento de información sensorial
durante treinta años en una choza de roble y piel de foca en un archipiélago desolado,
y posteriormente dedique su tiempo a estudiar la goma base sintética y su resistencia,
esto con el objetivo de investigación de desmitificar el chicle común y su efecto social;
afronte con cuidado los “siempre quise”, los “quizás un día” y los “me hubiera gustado”
y después interrumpa cada vertiente de pensamiento con esbozos de una única ciencia.
 




32) Registre sus bolsillos: una noche es una noche cualquiera si sigue un rumbo instintivo
cuando, hacia el final dilatado de las horas, un susurro simple con un tono de urgencia
pronuncia los monosílabos necesarios para emprender todo largo camino sin regreso:
cuando esto suceda así, acuclíllese, como buscando alguna zapatilla debajo del comedor
en los inocuos cauces de una cena de clase media, y piense con un entusiasmo masivo
en todo lo relacionado al sexo oral (por ejemplo, la música clásica y su especial cadencia).
Pronto, contra el algodón despejado encontrará nuevas maneras para calmar sus nervios.




 
33) Diga “te quiero” para siempre: toda posibilidad de entender al universo es consistente
con los datos ahora disponibles sobre la proximidad (y la distancia) entre todas las cosas;
no obstante existen formas (asequibles) de cruzar el aire, la tierra y el agua con la rapidez
del murciélago, la marsopa o cualquier otro organismo tenaz y resiliente ante el ferviente
estruendo del medio hostil, desolado (estéril), la somera zanja de granizadas cuarzosas,
silencio que se fragua sobre sí (el misterio a tientas de la casa donde nos espera la vejez):
la posibilidad de viajar lejos albergando dentro de sí un mundo entero e insospechable.
 




34) No permita que nada pase desapercibido: más vale llamar y dar cualquier disculpa sobre
el estado actual de las circunstancias, sobre el rostro de un niño en el regazo de su madre
o el destino no solicitado de un encuentro futuro en la línea de cuatro puntos cardinales
y la realidad construida discursivamente, lo lejano de nuestras dudas e incertidumbres,
sobre pequeñas frases repetidas en el transcurso de relatos y el arcano número diecisiete
o el estruendo divisorio del reflejo de un observador bajo su propia mirada penetrante;
vale más llamar y dar cualquier disculpa a cerrar los ojos al horizonte que repta titilante.





35) Retoce feliz en círculos como una gallina degollada: con un motivo oculto, por supuesto:
tal vez un sueño inquietante de la noche anterior nubló su mente con preguntas nuevas,
tal vez recordó (entre sábanas limpias y varias almohadas), su primera noche sin cabeza;
la ridícula delgadez extrema de su ininterrumpido cuello recién adquirido (algo molesto,
ciertamente, aunque práctico al momento de idear una estrategia de vida que conmueva
o a su vez involucre la resignación de saber lo que significa
                                                el acto de llorar con certeza)
                        y admire, pues, su nueva vida:
            cada día un carnaval del deleite
                                                            de ser
                                                            tan sólo
                                                                                    un cuerpo.